viernes, enero 26, 2007

Y en la mesa...

la vaca sin ley.

Desde que mi abuela me relató la historia de la Vaca sin ley la tome como estandarte para rebelarme ante las situaciones naturales de la vida de mujer.

Hoy una amiga muy querida me dijo: No manches, te vas a quedar soltera?? Y yo, pues si, ¿cometo pecado? ¿estoy haciendo algo malo? ¿las fuerzas de los espíritus del más allá o más acá me maldeciran? ¿las buenas conciencias -que pululan- me señalaran? ¿me excluiran de las bodas? ¿ya no seré bienvendida en las fiestas familiares? ¿estoy apestada? ¿me convertiré en una despiadada dominatriz -ja ja-? ¿la maldición del monje loco será extendida? ¿la llorona regresará por este hecho? ¿tendré que juntarme en las conversaciones de divorciadas, viudas, dejadas o de hombres briagos? ¿qué me depara el destino?

La vaca sin ley simboliza ese afán de rebelarse, sublevarse en contra de lo establecido por la sana sociedad. Fue una vaca que se salió del establo, que no espero a ser llevada y regresada cada tarde a su corral, se brincó la tranca, comía en todos lados, no obedecía a sus dueños, vivía en el monte, sin lazos, sin ordeñar, bajaba cuando quería amor de toro y , dicen por ahí, se le llegó a ver un pequeño becerro, pero esas son más leyendas.

En definitiva acabo de ingresar al clan de las vacas sin ley. Igual me voy a vivir al monte, pero del Ajusco.

En pie de lucha... Sin ley -natural y social- o muerte!!

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