me la he pasado viajando por toda Reforma. En cierta forma, quería escaparme de ti. No recordar tu nombre, no saber que existes, que andas por terrenos del sur. Por esa razón, me fui para otras tierras de la ciudad.
La luz era clara a pesar de estar medio nublado. El aire se sentía muy sabroso, ni frío, ni calor. Término medio.
Las calles, por sorprendente que pareciera, estaban más que limpias (acaso por la lluvia de anteriores días). Y fue un hermoso día para mis adentros tan amargos últimamente. Traigo una desesperación y a la vez, una forma de decirme a mí: no, no le hables, no le llames...para qué.
Me duele la indiferencia, la zozobra, el tener que alejarme porque sé la respuesta.
Quiero que regreses y no.
Necesito borrar tus cara, tus ojos, tu voz.
Y deseo regresar a mi voz. A intentar saber por qué, según tú, te conquiste con ella. La verdad, soy extremandamente torpe para explotarla.
Tomaste mis cuerdas de mi cuello y te tragaste en un sorbo la mía.
Debo encontrarla, a no bebas mi voz y me dejes en el silencio.
No deseo invitarte de nuevo a mi morada: vampiro.
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