Hay algo...

Hay que pensar todo de nuevo.

Y hay que pensarlo entre todos.

Octavio Paz

__________________________________

Quiero tomar un autobus, cualquiera, lejos, muy lejos. Que me llevé a un lugar desconocido por mi alma. Que me lean un nuevo futuro en los ojos, porque en las palmas es predecible. Irme a oler el campo, correr por la tierra suelta, a respirar otra ciudad, a encontrar nuevos brazos.

Sólo quiero estar tan lejos de ti, para que tu fantasma no trasgreda las noches de mis sueños. Un fantasma convertido en espanto. Un espíritu devorador de ilusiones.

Las cucas no lloran

______________________________________________

La princesa y el guerrero.

El otro yo me gusta. Por eso, me causa ciertos conflictos El Dr. Jekill. El hombre lobo. El club de la pelea. El maquinista.

Pero existen momentos de películas que me conmueven hasta el tuétano. El caso de la secuencia final de una película alemana, me escarba mis adentros y me revuelca con realidades. Es genial poder verse a uno mismo en un momento del pasado y visto al que tienes enfrente. Darle órdenes de largarse y comenzar de nuevo.

Eso es un buen film. Me cae.

La Princesa y el Guerrero es una cinta real, muy real, donde el destino nos tiende líneas, buenas y malas, que debemos escoger o abandonar y así conformar nuestro existir con el poder de nuestra elección.
¿Por qué el título? Tal vez porque todos somos guerreros día a día, librando batallas contra nuestros temores, nuestras limitaciones y nuestros fantasmas del pasado que arrastramos incesantes por la vida. Todos somos guerreros. Sin embargo, también hay magia en nuestros cuentos e inconscientemente siempre estamos a la expectativa de que algo maravilloso nos suceda, aún cuando la mayoría de las veces parezca nunca llegar; sin embargo está ahí, el presentimiento, la sensación de sentirnos protagonistas en un cuento de hadas; el deseo de toda mujer por saberse siempre una Princesa, aguardando pacientemente la llegada del Guerrero redentor. mailto:luis@cinenganos.com?Subject=[CineNgaños]