No recuerdo bien cuando me dieron la clase de bacteria o virus de la gripa o gripe. Que si es transparente el moco es virus y sino, bacteria. Lo cierto, es que estos seres microscopicos han hecho de las suyas con mi pobre cuerpo.
Lo han invadido totalmente, le han hecho la guerra y resultaron ganadores casi por un mes. Yo he combatido con los medios a mi alcance, pero hoy, debo confesar, que burbujean en mis piernas, mi pecho y mi nariz con singular alegría.
Este gigante ha caído y le duele casi toda su humanidad. La tos ya no me deja dormir. La cabeza la siento a punto de resquebrajarse en dos y tirarse en cualquier bote de basura orgánica. La garganta es la más dañada, pues la obligó a charlar y comer, beber.
Mi espalda sufre de escalofríos. Mis piernas están friolentas. Por más vitamina C que tomé, no funcionó o fue poco para los virus o bacterias, quienes se pasean en una fiesta ganadora por mis venas y sobajan a mis defensas cada pueden.
Ah, qué triste es ver mi masa apachurrada con la gripa.
martes, enero 13, 2009
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