Ya hace muchos años que entendí que los países poderosos abusan de los débiles. De hecho, el asunto es cultural y podría decir que propio de la naturaleza humana.
Mi limitada perspectiva empezó a expandirse cuando en mi trabajo me tocaba observar televisión alemana donde había el tema punzante del problema entre los árabes y africanos que emigraban, al estilo mexicano, al país germano y había las mismas broncas que en México-EUA: sin trabajo permanente, traslación de culturas, sin seguridad social, sin vivienda, educación, higiene, mucha discriminación y el miedo a ser capturados por cualquier motivo, hasta que sus hijos comienzan una nueva forma de sobrevivir y comienza la historia otra vez.
La marginación hasta el tuétano, diría yo. Y luego, esa perspectiva giró hacia el Medio Oriente, de cómo los países árabes sufren por las invaciones y las injusticias terribles. Tal caso ahora lo vemos con los palestinos y su propio país poderoso.
Después del choque de judíos-víctimas a judíos-criminales por el holocausto, mi mente se resquebrajó. ¿Y Ana Frank? Nada de esas lastimeras imágenes de niños, ancianos y adultos tirados en las banquetas de Polonia. Nada del sufrimeinto por las separaciones entre familiares y el éxodo. Quedó muy atrás la esperanza de un nuevo territorio en Israel de ése 1945.
Después de varios documentales más serios y menos dramáticos entendí que los pocos supervivientes de los nazis se fueron a América y otros tantos quedaron en Europa, sólo los menos afectados y abusados optaron por la gran oportunidad de irse a una tierra para ellos. Pero inmediatamente, como 10 ó 15 años después, el estándarte del holocausto se borró de sus mentes y lo temido por ellos, la crueldad de los alemanes, se hizo carne y se transformó en invasiones, peleas, luchas, abusos y perpetuar culturalmente con los árabes las viejas rencillas del pueblo elegido o los pueblos elegidos.
Cada uno por su parte tiene sus razones e injusticias. Lo que menos buscan es una paz. Y todavía recuerdo un libro de un escritor de origen judío, hace como 5 ó 6 años que criticaba drásticamente a su propio país y gente. Al igual que a los Palestinos.
El agua, el expansionismo y la crueldad es lo que observamos desde finales de 2008. Nada podemos hacer porque las guerras son para beneficios de unos cuantos y desgracias de millones.
Tenía que existir una guerra, es como el ciclo que busca la humanidad para hacerse sentir política y económicamente. Sino, vean que estamos en 2009 y poco nos distanciamos de los países de 1909.
Lo peor de escribir sobre las guerras entre el medio oriente, es que a cualquier persona que lo haga se le acusa de antisemita o semita. Yo diría como menciona Víctor Frankl, que es tiempo de sacar la crueldad, pero ahora de nuestros genes, a lo mejor la ingeniería genética puede hacer algo por nosotros.
viernes, enero 09, 2009
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